martes, 24 de julio de 2012

Una palabra

Desperté con una palabra enredada en el lóbulo derecho - Servus - Me traía cadencias vienesas, sabía a café de agosto del 1987 en la terraza con vistas a Schönbrum.
A la salida del trabajo, mientras comíamos en Sant Gervasi, mi tenedor trazaba líneas defensivas en el humus para protegerme de las tres semanas que me amenazan con tu ausencia. Me llevabas de la mano por los montes de Ardeal, esos mismos montes que ahora probablemente sobrevuelas. Montes en los que resonaban las voces de nuestros antepasados cuando empleaban la lengua común; los tuyos con dejes dacios y los míos con el duro acento de la Bética.
Y te escribo mientras espero tu llamada que me seducirá, una vez más, con un hola deliciosamente aspirado.
Exquisita te despedirás con la palabra que más me gusta.

1 comentario:

mabel casas dijo...

te he leído en estos relatos, si bien me suenan muy intimistas, es como casi entrometerse en un diálogo privado; me sorprendieron por la calidad de tu decir, la ternura y la forma de sensibilizar al lector, desde una fibra profunda de tu mismo vivir
un gusto leerte
mis saludos