Un hombre alto, de unos sesenta y cuatro años camina erguido, con porte militar, frente al Palacio de Oriente. Es transparente, casi cómo una medusa. Tiene nariz aguileña y las manos grandes. Las piernas se le arquean ligeramente; hay quien dice que fue comandante de una brigada en la guerra civil. Tuvo mala suerte, en el año 1939 estuvo preso, él aún se pregunta por qué.
Pero le faltaba lo peor, algo le ocurrió una buena mañana de desesperanza. Desde ese día ya no se ven gatos en su tejado.
Un niño de ocho años camina hacia el hombre a pequeños saltos, los calcetines se le van deslizando tobillo abajo y descubren varias heridas. Sus rodillas están despellejadas y rojas por el frío.
El niño tiende la mano al hombre mayor y juntos se alejan pisando todos los charcos para joder al mundo con las salpicaduras.
El hombre se llama Joaquín, el niño aún no ha decidido cómo quiere llamarse
1 comentario:
Felicidades
Enhorabuena
Eres único...
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