En Cluj-Napoca amanece en tres idiomas. Hay quien sospecha que un cuarto idioma está en camino. Parece que hasta las aguas del río Somes se cargan con eses sibilantes y se hermanan con vocales dulces. El duro acento de Hispalis y los amables participios dacios teñidos de té.
El deseo se pasea vestido de blanco en la Plaza de Mihai Viteazul, o al menos así lo vi aquella mañana.
Mañana del "día siguiente", mañana con imágenes congeladas en los párpados. Retinas anegadas de luz naranja, de velas que chisporroteaban pintando de ámbar tus muslos mientras abrías la botella de Traminer. Palabras incandescentes que caían sobre la alfombra junto a las perlas de tu pulsera.
1 comentario:
Me encanta cuando escribes, besos miles, siempre.
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